PRECAUCION: LETRAS

PRECAUCION: LETRAS
la combinación de dos o mas letras, puede tener significado

martes, 7 de abril de 2009

COMO LA VIDA MISMA

Conocí al Dr. M. en su consulta. Yo acudía recomendado por mi amigo el Dr. S. pues me encontraba preocupado por un dolor en el estómago que se estaba haciendo crónico… ¡a las cuatro de la madrugada!

El Dr. M. parecía un personaje afable y acogedor. Tras el pertinente cuestionario me aconsejó una endoscopia y una biopsia, dado que a mi edad se daba un mayor índice de cánceres digestivos. Me lo dijo con tal naturalidad que me parecía estaba hablando de un catarro. No obstante su tranquilidad, el tiempo hasta saber el resultado de la prueba, me mantuvo en ascuas. Por primera vez sentí que yo tenía boletos para una rifa en la que no tenía ningún interés en participar.

Cuando la tarde del resultado me comunicó que tan sólo se trataba de una bacteria (heliconosequé) respiré más tranquilo.

- ¡Uff! ¡Menos mal! Suspiré aliviado.
- He pasado unos días que nunca había imaginado pasar, le confié.
- ¿Acojonado? Me preguntó con una cierta sonrisa.
- Pues… sí. Lo peor ha pasado por mi mente estos días. No se lo deseo a nadie.
- Parece mentira, tu, un poeta, que debería haber descubierto lo efímero de todo…Habituado a vivir intensamente…
- Ya, pero…balbuceé.
- Nada, nada, Debemos admitir la muerte como algo presente en cada momento… encararla con las espaldas plenas de vivencias. Ante lo inevitable es donde se ve la grandeza de los seres.
- Si, pero… prefiero así, le comenté con una risita entre tensa y violenta.


Hoy, mi amigo el Dr. S. me ha pedido opinión sobre algo que le ha ocurrido. Resulta que su colega, el citado Dr. M. –a quién me recomendó- acudió hace un tiempo a él, para hacerse la revisión que se efectuaba periódicamente.

Tras descubrir algo que me preocupó, comentó mi amigo, le hice saber la necesidad de una prueba más compleja, para descartar posibilidades.

A los días el Dr. M. volvió a la cita, prosiguió. Al abrir el sobre que me pasó la enfermera quedé tenso por un momento, ante lo que M. me comentó:

- Oye, no tengas cuidado conmigo, dime lo que sea, sin problemas… ya sabes que llevo toda la vida tratando con este tema… y estoy preparado.
- Si, M,… es positivo… le dije

El Dr. S. se quedó mudo y blanco en un momento. Mientras yo le continuaba informando:

- Está muy avanzado ya… no cabe tratamiento… te quedan unos seis u ocho meses…
- ¡Noooo! ¡No puede ser! ¡Seguro que es un error! gritó M. levantándose violentamente.
- No cabe error, sabes que efectúan un contraanálisis cuando es positivo… le recordé.
- No… no… Entonces cayó abatido sobre el asiento, rompiendo a llorar desconsoladamente.

Acto seguido me levanté de mi sillón y sentándome a su lado traté de consolarle. Sentí como se meaba encima y por el olor, algún esfínter más no había resistido la noticia. Le inyecté un sedante. Al rato, más calmado ya, me facilitó el número de teléfono de su hijo, el abogado, a quién llamé.

Los siguientes días estuve interesándome por él a través de su hijo. Este me indicaba un mayor grado de deterioro. Una semana más tarde, su hijo me informó, que la familia había montado un plan. Habían hablado con el Dr. Z., especialista de Madrid, compañero y amigo de su padre y quedado con él. Simulando una segunda opinión, el Dr. Z. le dijo que el nuevo resultado de la prueba era… negativo y que la anterior debía de haberse tratado de un error. Con este engaño pretendían hacerle más llevaderos los meses que le restaban de vida.

A los días, continuó contándome mi amigo, M. había retomado su consulta. Había recuperado en parte su ilusión y buen humor. Pero… (percibí una profunda tristeza en la mirada y voz de mi amigo)… No quiere hablar conmigo. Y va diciendo a todo el mundo, que no se les ocurra acudir a mí, pues soy un incompetente. Va pregonando: ¡Menudo susto me dio el muy cabrón!

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