PRECAUCION: LETRAS

PRECAUCION: LETRAS
la combinación de dos o mas letras, puede tener significado

miércoles, 27 de octubre de 2010

El mapa no es el territorio



Ante la pantalla del pequeño portátil, aún apagada, algo me transporta. Por un instante contemplando su fondo negro, veo la pequeña pizarrita, que usé en mi infancia. Resuena en mis oídos: ...”redondel con un rabito... la a...” y allí con la tiza en la mano, obedientes, tratábamos de dibujar un redondel y el rabito tal como nos ordenaban. Una y otra vez.

Luego llegó el escribir: mamá, papá y casa. Y así fue como el engaño fue surtiendo efecto. Con estas palabras comenzaron a seducirnos. Allí no estaban ni mamá ni papá ni nuestra casa. No. Pero era tal el sentimiento por la ausencia de su cariño, que cual bálsamo fuimos aceptando aquellos garabatos como realidad. Tan hostil nos resultaba el mundo, tal era el anhelo en nuestros infantiles corazones. Y así aprendiendo a evocar en los signos lo querido... nacía la “socialización” la “cultura”.

Ahora, ante un mundo dominado por los signos, es más, de innumerables estructuras de signos, me veo ante este diminuto aparato, ante esta pizarra luminosa intentando balbucear mis pasos en un nuevo mundo, no solo de signos, sino de algo que parece mucho más trascendente e inimaginable. La solución de todo, el Proteo de nuestra existencia. INTERNET.

Mas en esta pizarra, las calles que veo, los sonidos que escucho, las personas que aparecen tan cercanas, están sin embargo a otro nivel... ¡tan distantes!. Con que facilidad me raptan y seducen. Y sin embargo la realidad se oculta un poco más. En el fondo, me veo que sigo buscando asustado: ... mamá... papá... casa.




viernes, 6 de agosto de 2010

prodigo 6


Si, lentamente,

una a una,

fui cerrando las puertas

de la vieja casa.


Pero, no me pude ir del todo.

Algo...aún quedó preso

en cada alcoba.


Las puertas

se entornaban

lentamente,

la oscuridad

se hacía dentro

de cada cuarto

de cada recuerdo.


Según cerraba...

las sombras crecían.

Desde los rincones,

por debajo de las camas,

tras los viejos armarios.

¡Qué triste teñían todo!...


El último sonido de la baldosa

suelta del pasillo,

el último quejido de la puerta,

el último giro de la vieja llave.

Qué silencio... que oscuro

todo calmo...las sombras salen.


No hace falta que me digas

que la vieja casa se cae,

que se está hundiendo.

Hace tiempo que algo en mi

se va muriendo.

¡Cómo se deshilacha el tiempo...

y el recuerdo...!


La soledad y la noche

no aguantaron más.

Y reventaron los tabiques,

saltaron los techos.


Por fin pude ver mi pasado...

con un halo de esperanza.

jueves, 15 de julio de 2010

pródigo 5


Llega hasta mí el olor del azahar

esta noche embriagante.

Siempre me recordará

esta tierra, esta mar.


Mas... ahora

en esta soledad

ebrio de perfumes

me envuelve, por un instante,

tu recuerdo, tu olor,

tu sonrisa, tu cuerpo.

Y borracho de noche

siento que, lentamente,

todo ello de mi se aleja

como la primavera.


Mas... cierto estoy

que días vendrán

de auténticas orgías

en que se junten

olores y cuerpos,

mares y tierras,

allí... a lo lejos,

donde me guiña su ojo

aquella remota estrella.


No tengo prisa

aunque entre mis brazos

ahora no te tenga,

pero si que me queda

fuerte, segura y radiante,

¡la certeza!

de que tras la distancia,

tras las nubes y las noches,

las soledades y mareas...

allí nos encontraremos...

pues allí te esta esperando

mi alma...

¡compañera!




Voramar 18.4.96 a las 22h 10' … y pasa un tren.

lunes, 12 de julio de 2010

Pródigo 4

CON EL INSOMNIO COGÍ MI PUÑADO DE POETAS


Apenas apunta la luz

de un alba rosa,

mas... la vida es otra cosa

que un agujero de avestruz.


Es sentir el alma rota

es borrachera de soledad

es un grito que brota

es ansia de libertad.


Es correr sin convicción

es sentarse junto al fuego

es negarte a la resignación

es jugar un terrible juego

es un auto-perdón.


Es un sol que nace

es un otro nuevo día

es una esperanza dolorida

es continuar en el cauce

es una búsqueda interminable

es una ilusión perdida

es un amor, una herida,

es como siempre, irremediable

...un sutil sueño... inalcanzable.











jueves, 8 de julio de 2010

pródigo 3

Esta ola que a mis pies rompe
impetuosa,
sonora,
altiva,
Esta ola, cada gota,
ha recorrido todos los ríos.
Ha sido Nilo,
Ganges,
Orinoco,
Zambeze
y tambien
Titicaca.
Ha caído sonora
en Niágara
y ha pasado frio
en Islandia.
Sólida en Himalaya
y en Fuji-Yama.
Ha llovido en
todos los océanos,
sin que nadie
la haya visto caer,
sin que nadie
se apercibiera.
Ha bendecido los desiertos
de Sahara
y Kalahari.
Vaporosa por encima
de las mas altas cumbres.
Por encima de las águilas.
Por encima de reyes,
de pobres y asesinos,
de místicos y poetas...
y ha caído.

Ha recorrido cuerpos
bellos y viejos,
entrañas.
Ha mojado el pelo
de la novia en Ouazazate
y lavado cenizas en Benarés.
Ha visitado la mejilla
del niño... y del moribundo.
Ha lavado al recien nacido,
que llora.
También ha sido lágrima,
de amor
de rabia
de dolor
y de alegría.
Se ha escondido en cuevas
que nunca, nunca,
ni tu ni yo veremos...
grutas mágicas
grutas oscuras...
Y hoy,
ahora,
aquí,
todas esas gotas,
en un bucle,
en una pirueta,
se desparraman gloriosas
ante mis pies.

sábado, 3 de julio de 2010

Pródigo 2


Arriba la luna llena,

abajo los grillos

con su absurdo canto

a la noche,

a la nada.


Y me siento como el único

gilipollas que aún...

cree en la luz

en lo humano

en la ternura

en la libertad

en el mañana.


El único gilipollas

romántico que aún...

cree en el amor

en la sinceridad

en la sonrisa

en las miradas de los niños

en el calor de la palabra

en que los conejos

duermen en las chisteras.


El único gilipollas que aún...

sueña que todo es posible

que existe un agua

que apagará toda sed,

que todo no es mas que un sueño,

y que quiere seguir soñando.


Un gilipollas que siente

su corazón roto en pedacitos,

que el aire es plomo en su pecho

y la sangre fuego en sus venas,

con los ojos ciegos de asomarse a la noche

con las manos como muñones sangrantes

de arañar la felicidad...


...y que sin embargo... aún....

miércoles, 30 de junio de 2010

Los hijos pródigos

La obligación primera de todo preso es... escapar. Tal vez por eso tras unos primeros días de profunda frustración, admití como algo poético la pérdida de mis escritos y poemas hasta entonces.

Por eso la otra noche, nadando entre viejos papeles olvidados, una alegría me desbordó. Encontré un sobre con unos cuantos de aquellos poemas que en deshilachados versos golpeteaban sus alas en el ventanal de mi memoria. He comprobado que son bocetos y apuntes de los años noventa. Trato de comprender el porqué de su persistencia. Reencontrarme con una época, con un yo, con unos sentimientos, que quedaron atrás? que aún perduran metamorfoseados? No sé... mas lo mismo se trate de restos de naufragio o valiosa herencia familiar... aquí los iré colgando, al menos si no como hermosos... si como mis hijos pródigos... queridos... bienvenidos.


prodigo 1


Emerge lentamente la luna sobre el mar

la noche de mi cuarenta aniversario.

Los recuerdos rebosan mi corazón.

Quedamente crujen las conchas a mi paso.

martes, 15 de junio de 2010

las nuevas islas

Cuando la Corpus se fue con el último tañido del campanario, Zacarías supo que una puerta se cerraba tras de sí. Durante algún tiempo pudo resistir, cuidando sus ovejas y viviendo como hasta entonces. Pero un invierno de gripe su hija y el marido lo raptaron para su casa en la ciudad.

En el último piso de una finca estaba ahora su madriguera. Le pusieron una cama en la habitación del nieto. Este le consideró desde el primer día un invasor y lo mantenía a raya con la música bacaladera que tronaba en el cuarto. Pegado a los cristales de las ventanas buscaba la luz como planta que se mustia o animalillo enjaulado. No entendía la tele.

Salió a la calle y tras el agobio del ruido, olores y el frenesí de la prisa, dio con un parque. Tumbado sobre el césped, bajo una enorme haya, remontaban sus recuerdos hasta su rebaño, cuando un municipal le gritó que hiciera el favor de salir inmediatamente de allí. Discutiendo, le cuestionaba Zaca porqué la Naturaleza solamente podía ser vista.

Pero un miércoles a la noche, después de cenar, en el silencio de las trivialidades, al ver la tele algo ocurrió. El reportaje era sobre Belchite y la guerra civil española. Hubo un momento en el que el viejo Zaca comenzó a decir: “ese hombre está equivocado, eso no fue así”. Bruscamente le recriminan que guarde silencio, que se trata de un documental histórico...y por tanto lo que cuentan es siempre cierto... y que no interrumpiera más.

Calló. ¡Como si él no supiera lo que ocurrió entonces!. Él sí estuvo allí, temblando como una hoja con el estruendo de las bombas. Con dolor y congoja le tocó llevar en sus brazos los cadáveres de muchos amigos.

Triste, se levanta y se va al aseo. Sin encender la luz, cierra la puerta y rompe a llorar. Desde niño no lo hacía: “los hombre no lloran”. Ahora se desmorona, ya no es un hombre, tan solo un viejo.

Pasado un buen rato, por el ventanuco abierto y poco a poco, se le fueron colando desde el patio de luces: gritos de niños, conversaciones entrecortadas, olor a sardinas y el familiar batir de tortilla en plato. Una leve sonrisa desde su interior, como gaviota, se posó en su rostro. Se descubrió sentado en la taza del water, fumando un cigarro, mientras las fantasmales volutas de humo se llenaban de vida con la luz que la luna llena desparramaba desde el tejado.

En ese instante se dio cuenta que en el mar oscuro y turbulento de esta sociedad, acababa de descubrir en el retrete, esa pequeña isla que al menos por unos momentos, le permitía ser feliz.


martes, 1 de junio de 2010


Un gesto imperceptible


Atardecer primaveral. Una ligera brisa comienza a levantarse. La terraza de la cafetería está a la misma orilla del mar. Mi vista se embelesa, como gorrión sobrevolando el instante del ocaso, con los gritos de los niños agotando el día... las pequeñas tertulias en torno a las mesas... y las manos cogidas de algunas parejas.


Por un momento, del borde inferior derecho, surge una sombra que paso a paso se va haciendo dueña del campo visual y con ello de mi atención. El caballero pisa fuerte, lento y firme. La cabeza erguida. Toma con displicencia un periódico del estante que sale a un lado de su marcial paso. Unos metros mas atrás, una señora unos años mas joven, parece seguirle, cabizbaja, pesada, triste, arrastrando años de resignación.


El general, clava sus posesivos pendones sobe la cota a tomar dejando caer el periódico sobre la mesa vacía a mi lado. La leve brisa contribuye a levantar dos hojas insurrectas que son inmediatamente reprimidas por un manotazo del poder. Su mano izquierda comienza a deslizar una silla de plástico blanco. Al girar su cuerpo percibe que la señora que le seguía, su esposa sospecho, ha detenido su camino unos pasos mas atrás .



Ante la puerta abierta de la terraza que da acceso al interior de la cafetería, ella por un instante se detiene. Levanta su cabeza, apenas frunce el ceño... y con un gesto imperceptible, abandona la formación y entra en la cafetería. Al momento, el general, levanta el campamento. Recoge el periódico y sin perder su porte altivo, vuelve sobre sus pasos y con la misma cadencia... entra a sentarse en la mesa que ella, tranquilamente, ha ocupado.

martes, 18 de mayo de 2010


5

Era la hora de la rendija. La bruma había envuelto a la luna... y descendió del monte.

Muchas eran las preguntas que sobre los huevos habían llegado a sus oídos. La llamada era muy fuerte. Parece ser que todo el mundo se preguntaba ¡qué “güebos” hacer con el huevo!... con ese cero... ese Kosmos-universo absoluto...¿como abarcarlo? Por las calles, entre el ruido... la prisa...medio aturdido realizó un inventario de huevos.

Hay huevos de madera... como aquellos con los que su abuela zurcía los calcetines. Son personas-ONG para quienes la vida es resolver rotos... reparar injusticias.... Quijotes generosos hacia el dolor de los demás, pero... en su interior no bulle un núcleo vivo.

Encontró huevos-escayola... como los que dejaba en el ponedor el abuelo, para reprimir el vicio de ciertas gallinas de picar y romper los huevos. Son algunos sindicalistas... obispos... políticos... todos aquellos controladores paternalistas que impiden que surja la vida con toda su fuerza. Son vidas totalmente falsas y engañosas..

Se vió rodeado de huevos-pascua en donde, bajo envoltura de papel-plata (euros de colores), una capa de choco-mierda escondía... un regalo. Son huecos huevos-consumo... huevos gürtel (¡te quiero un huevo!). Este modelo es el que rige los valores educativos actuales... el kinder-sorpresa. Niños atraídos por este modelo plagan el mundo actual. ¡Es el futuro!

Existen quienes habían encontrado su utilidad en un perverso juego: poner sus huevos en las manos de otro... quien los aprieta y afloja a su antojo. Parece ser que esto “engancha” dicen los sufrientes (entre quejas continuas)... y que no lo pueden dejar. Me inclino a creer que en el fondo... desean tener los huevos de otros en sus manos.

A medianoche encontró un santón bajo un árbol en el centro del parque... esperó al amanecer... a que el ceniciento barbudo descruzara sus piernas... y abriera los ojos. Ante su pregunta ¿qué güebos hacer con el huevo?... el santón le respondió que él nada sabía... estaba buscando la gallina de los huevos de oro. Le brillaban mucho los ojos... mas... no notó el color de la yema-llama del sol en ellos. Ni tampoco percibió en su fondo... la clara transparencia del vacío. Así pues... volvió a su casa... sonriendo.

Por el camino ha recordado el día que optó por ponerse ante el espejo. En que cogió el huevo con una mano... y... se dió fuerte contra la frente... en el entrecejo... jajaja... el tercer ojo se le quedó medio tuerto...jajaja... pero a partir de ahí... comenzó a sentir. El pensar y el sentir... se unificaban... y la locura iba invadiendo lentamente su organismo. La carcajada se oye, aún hoy, entre los árboles.





viernes, 7 de mayo de 2010

A RAMONA (In memorian)


Se llamaba Ramona. Hoy hubiera cumplido noventa. Cayó a minutos de la meta. En la sala 128 de un hospital... que puede ser cualquiera.

El dolor se le apodera, tanto amor ha repartido... que se queda sin aire. Tan sólo el deseo de continuar con su generosidad impide que abandone... y lucha contra la parca como nadie.

Es de esas mujeres, abuelas, madres cuyo molde fué roto tras nacer... únicas... generosas... grandes. Y ahí a su lado noche y día sus tres nietas, Mertxe Idoia y Nekane, arropándole.

Por un momento una figura surge radiante. Es un abrazo. La nieta volcada sobre ella. Un abrazo de silencio...largo... de lágrimas bebidas... tan sentido... tan profundo... ¡desgarrante!... que como luz ha roto el espejo de la vida...Y un grito cruza el aire: ¡muerte has perdido! Ramona no se perderá en la nada, seguirá eternamente viva en cada gesto de amor... por el amor de sus nietas.

Bilbo 5 de mayo 2010

sábado, 13 de marzo de 2010

4


Dicen que la razón se la dan a los locos, mas... yo no sé de ninguno que la haya querido recoger.

Tardé décadas en aprender a leer. Todo por culpa de la escuela. Ellos sólo me enseñaban a juntar letras... y sin salirme de la linea. Decían que si no, no tiene sentido. Pero un día, como gusano me metí en en el libro de Zajonc, queriendo atrapar la luz... y salí volando, como mariposa, buscando a Goethe. Tras un rato de altos vuelos... caí en picado, deslumbrado, en S.Juan de la Cruz, esquina con cuarteta de Omar y cruce con Li Po. Al rato entré a respirar (peaje necesario) en un cuadro de Chagall. Crucé volando entre chimeneas de serpentinas, violín en mano, montado sobre una partitura de Bach. Lógicamente el asteroidizaje fue en casa del principito. Allí estaba éste ligando con Alicia. Querían sembrar un agujero negro, para venir a verme. Estuvimos toda la tarde filosofando sobre si el ocho es un infinito vertical o las gafas de un cuatro, verde esmeralda, que se encontraba oliendo el suelo. Esa noche, agotado y antes de dormir, me acordé de los cuerdos. Pobrecillos, sólo saben seguir la linea, esa cuerda que los ata. Aún no se consienten volar, o al menos dispararse por el arco iris. ¿Puede ser que se mareen con la altura?. El caso es que tampoco dejan que otros lo hagan. Esto mismo les pasó hace mucho mucho... a las gallinas. Como buenas aves antes volaban, sobre todo los jueves... y más alto, si estaban contentas. Ni te cuento cuando se enamoraban... entonces... muchas se convertían en estrellas... y hasta en burbujas de adagios. Por eso a mi, ahora, me da mucha pena verlas tabuladas... y que ya no pongan huevos de sueños y colorines. Aunque... también hay personas que están todo el día tabuladas... mas... no se yo, estas... ¿qué huevos hacen con sus huevos?

jueves, 4 de marzo de 2010

3

Todos los relojes le marcaban las siete. Entonces supo que era su hora de subir. Corriendo, no vaya a ser que arranque el reloj y le atropelle. Siempre llega descalzo. Sus zapatos de hierro se quedan un poco mas abajo. No tienen cabida... ¡por pesados!... jajaja, por un momento recuerda cuando le regalaron aquellos de cristal. Se le veían los dedos por los agujeros. Además, por esos orificios, se le colaron dos miércoles y un adagio, que le cosquillearon un soneto durante cuatro noches seguidas. ¡Quien lo diría!. La caja de zapatos todavía tiene el precio pegado al lazo: dos lirios y un amanecer nublado... y es que ya se sabe, para los amigos es muy caro encontrar un amanecer nublado. Si nunca has sido grano de arena... no sabes lo que es ser grande. Un día, esta vez dice que fue adrede, se metió en el ojo de un serio de bigotes y lloró y lloró, el bigotes, hasta que llegó a su nacimiento. Tres litros de colorines. En su sonrisa, ahora de hamaca, se columpian cinco sueños y un gnomo. Por cierto, que sus arrugas se plancharon solas, sin necesidad de potochofffff.

2

Hoy le veo sentado junto al fuego. Remienda su hatillo. El otro día se le escaparon estrellas y espanta-suegras. Algunos del pueblo corrieron asustados por grandes gatos, mientras otros ordeñaban ovejas para hacer buñuelos de recuerdos. ¡Él si que sabe que los burros vuelan!... y las ovejas. Y que éstas, sólo al final del invierno, dejan jirones de vellón en las ramas de los almendros.

Anoche bajó a la fiesta de las letras. Humo por todos los lados... y sin fumar Fuego por ninguno. Nadie acertijó su acertijo: ¿qué es lo que cuanto más grande es, menos se vé?. Un niño apagó la luz, mientras los restantes niños le coreaban “la oscuridad, la oscuridad” riendo a carcajadas. Los patos corrieron a esconderse bajo las butacas. Un tren, a lo lejos, gritaba tu nombre buscándote en los túneles. Acababa de dejar sus ruedas en la casilla siete. Tal vez por eso volaba. Era casi otro día. De tan viejo. Tenía la noche los ojos canosos. Subió un pelín cabizbajo. Creo que por eso está ahora remendando su hatillo... sentado junto al fuego.


sábado, 27 de febrero de 2010

RETRATO

El cero, la nada, el loco. No tiene número. Tampoco dientes, se le han desgastado de tanto roer huesos duros. Ahora se alimenta de besos y sonrisas. Sin las cadenas de la norma y la rutina. En su colina, en su cueva. No huye. ¿A qué puede temer quien ha perdido el miedo a la muerte? ¿Quien se atreverá a encadenarle relojes de pulsera? No quiere volar, para no hacer sombra. Anda despacito no vaya a despertar a quien desea seguir soñando. O que se despierte la bella durmiente. Ruge únicamente los jueves al mediodía, en lo profundo de la cueva, donde sabe que nadie le oye. Así ningún donnadie se asusta. Una noche la línea se cerró sobre sí misma cansada de perseguir utopías y horizontes. Quedó atrapado. No hay lugar a donde ir que él no esté. Su centro, el hueco en que se baña, es donde nacen las aves... y los gusanos de luz azul. Conoció la rueda... y la pinchó (fue casi sin querer). Siglos después los científicos a esa explosión la bautizaron Big Bang; mas la carcajada que le produjo el estruendo dicen que aún se puede oir... al final del silencio... un poquito a la izquierda, justo donde amarillea el tiempo.

jueves, 18 de febrero de 2010

LAS TRES ROCAS

- Pero Maica, ¿y no le has dicho nada a Ko?

- Mercedes, yo ¡que sabía que Kobayashi había trabajado diseñando jardines zen!. La contesté un tanto airada.

- Si quieres, te doy su número de su teléfono y le llamas. Un día me mostró fotos de jardines creados por él... y la verdad, me parece un lujo tenerlo en mi clase de Tai Chi. Tengo entendido que con él trabajan dos sobrinos suyos... continuaba Mercedes, cuando la corté...

- Bien, vale, le llamaré para que me presente un proyecto, pero tendrá que darse prisa, pues a finales del mes que viene queremos comenzar.

Yo era la Directora de compras de la sede en España de una gran multinacional, y habíamos previsto realizar un jardín en el hueco central en forma de U de nuestra sede en Madrid.

El sr. Kobayashi, muy amablemente agradeció mi atención al invitarle a ofertarnos un proyecto, y quedó en pasar a la mañana siguiente por mi despacho. Desde la cristalera del mismo, a eso de las nueve, comprobó la extensión del terreno. Mas exótico resulto ver a Ko tumbado sobre la tierra, en diferentes sitios de la zona a ajardinar, mirando al cielo. Mas tarde, sentado durante largo rato en postura de loto, con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Debo reconocer que los comentarios que circularon por los distintos departamentos y despachos cuya vista daba al jardín, fueron la salsa del día.

El proyecto de Ko resultó ganador, por lo que él y sus sobrinos, estuvieron varios días entre césped, guijarros, tierra... animando lo que hasta entonces había sido una zona central muerta. La sorpresa fue cuando el último día colocaron tres enormes rocas en un ángulo del jardín. Transmitía el conjunto, delicadeza y fuerza a un mismo tiempo.

La Entidad iba cada día mejor. Los accionistas encantados por las subidas en su cotización bursátil. Pero sobre todo estaba el éxito en nuestra sucursal de Madrid. La relación humana había mejorado.

En la cena anual que por Navidad realizábamos los de Tai Chi, pudimos conversar Mercedes y yo con Ko acerca de los jardines. Sus ideas me maravillaron y me ayudaron a entender su obra.

En primavera el Director General para España fue ascendido y trasladado a N.Y. trayendo en su lugar a un joven de Alemania, que llegó con la intención de modificar muchas cosas en la empresa. Tantos cambios realizó, que ni las tres rocas se salvaron de ser movidas a otro rincón del jardín: “me molesta verlas tan cerca de mi despacho”. Al poco la Firma comenzó a declinar. Las ventas descendieron. Nuestra filial cada vez mas en declive. Las relaciones laborales se enrarecían por días.

Llevaba mas de dos meses sin poder acudir ni un día a Tai Chi, cuando una noche Mercedes me llamó:

- Maica... ¿ocurre algo?. Hace mucho que te echamos de menos... me dijo preocupada.

- Lo siento, Mercedes, últimamente no van bien las cosas por la Empresa... y no dispongo ni de un momento. Gracias por acordaros, dales un abrazo a todos.

Recuerdo el viernes siguiente. El director general había sido reclamado urgentemente en N.Y. y mi secretaria me anunció que Ko esperaba que le recibiera. Le hice pasar y nada mas saludarlo miró por la ventana hacia el jardín y llevándose las manos a la cabeza gritó:

- ¡Oh no!... ¿Porqué mover rocas? preguntó inquieto.

- Gustos del nuevo jefe... le respondí con cierta indiferencia.

- Yo... necesitar venir mañana, urgentemente, con sobrinos... ¿puedo?... ¿puedo?

El sábado, volvieron a dejar las rocas en su anterior ubicación, pero esta vez un cordón rojo unía el grupo entrelazándolas. Al marchar Ko, aún sudoroso pasó por mi despacho advirtiéndome:

- No mover mas rocas. Rocas son pilares de Empresa en Madrid.

- ¡Ah! y no soltar cordón hasta el miércoles, me recriminó, luego ya poder, ¿si?

No quería decirle que sí porque, tal vez, cuando volviera el Director acabarían... ¡a saber dónde!. Pero era tal la cara de preocupación que Ko me mostraba, que acabé asintiendo con la cabeza.

Ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles volvió el Director. Pero en estos días la Empresa dio un vuelco. Las ventas se multiplicaron. Proyectos millonarios que nos habían sido rechazados en días anteriores, nos fueron aceptados. Un nuevo aire circulaba por la Entidad y se veía reflejado en los rostros mas sonrientes de los compañeros.

El miércoles a primera hora, una llamada del Consejo en EE.UU. me informaba que yo pasaba a ser la nueva Directora General para España, y que el viernes me aguardaban expectantes en N.Y. para felicitarme personalmente.

Cuando aquella tarde se fueron todos contentos del trabajo, esperé hasta quedarme sola. Salí al jardín y solté el cordón que ataba las piedras, y como si de algo sagrado se tratara, lo guardé en el cajón central de mi mesa para recordar siempre el día de hoy... y confiar en los lazos que nos unen con el universo.





lunes, 15 de febrero de 2010

VA DE HUEVOS

El pasado viernes, tal como habíamos quedado acudieron a casa Marta y Maya para hacer unas magdalenas. Según lo previsto, Marta trajo el aceite, la harina, la levadura y el azúcar; Maya puso los huevos de su padre (perdón de las gallinas de su padre), y yo, el horno de la vieja cocina de leña... y una paella de verduras.

Comenzamos a oficiar (nunca había entendido lo correcto de este término) lo que sería una auténtica danza de misturas: música, colores, texturas y sabores, todo ello fluyendo bajo el aleteo de los ángeles de la improvisación e imaginación, y al amor de esas brasas celestiales que obrarían el milagro de transformar unos productos terrenos en algo celestial.


Como sobraron unos huevos, Maya me los regaló. Le había indicado que para mí el mejor manjar son un par de auténticos huevos fritos para desayunar. Ella me mostró uno en especial, que había reservado al preparar las magdalenas, indicándome: éste más grande y tan alargado es el primero de una gallina americana. Pruébalo y verás.

Hoy, domingo, ya me he despertado con la ilusión del desayuno. Un par de auténticos huevos fritos con dos magricas y una vasito de Rioja.

Generoso chorro de aceite de oliva, la temperatura a punto... y el par de huevos. Al partirlos ya se nota la dureza de su cáscara, y al pasarlos a la sartén... su clara, como mimosa mano que sujetara en su cima ese sol del atardecer...

He comenzado por el de la americana. ¡Dios mío! ¡qué delicia!. Inmediatamente he entrado en comunión con mis ancestros, sentado junto a mi abuelo. Este era nuestro desayuno. Sin tenedor. El huevo debe desparramarse libremente por el plato sólo recogido con sumo mimo por el pan. Una conjunción de pasado y presente, de tierra y cielo. Hasta tal punto es celestial, que si S. Pedro no me espera con un plato como este... no entraré, pues no se tratará del cielo. La picota sangre de las tierras del rio Oja y el café posterior, acompañado de una de las magdalenas del viernes, hicieron el resto.

Miro el calendario. Es catorce de febrero. Familia, hijos, amigos, Marta, Maya... y todo lo que existe... Feliz día.


HAY HISTORIAS QUE YA ESTAN ESCRITAS... en otros planos (II)

Ayer, abrí mi e-mail, Cris una amiga, me decía:

Iosu, al leer tu escrito del día nueve en el blog, una sacudida recorrió mi espalda, máxime sabiendo como sabes que no creo en la casualidad. Te adjunto el texto que encontré dentro de un periódico, al parecer olvidado, sobre una silla del Maloka de Somorrostro, el viernes siete. Ya me dirás... Besos.


Y yo... me pregunto... ¿qué le puedo contestar?... Este es el escrito:


TORMENTAS

Nadie lo esperaba, cuando esa tarde comenzó a llover. Eligió aquella cafetería, para esperar que pasara lo peor de la tormenta. Sobre la mesa había dejado su carpeta con los exámenes de los alumnos. Estaba en duda entre aprovechar para corregir alguno o... dejarse llevar por esa sensación de abandono que, algunos días, la lluvia le inducía. Optó por lo segundo. Al rato abrió su libreta de apuntes y comenzó a escribir.

Cuando se dio cuenta, habían pasado mas de dos horas y entre sus manos latía una historia. Casi como si se la hubieran dictado. Recogía algunos acontecimientos de su vida hacía veintitantos años. Fueron los años en que conoció a Ana y su hija Leyre de apenas dos añitos. Ana acababa de salir de un matrimonio... infernal.

Por las páginas corrieron historias, anécdotas, alegrías y tristezas. Ana, al poco de comenzar a vivir juntos los tres, en aras de su promoción laboral fue delegando cada día más las funciones de padre y madre en él. Su trabajo de profesor de filosofía se lo permitía. Diez años mas tarde Ana le dejó. Había surgido otro amor. Partió hacia Argentina llevándose con ella a Leyre, con sus trece otoños. Acabó la última frase, “...y Leyre abrazándolo a la salida del colegio le dijo aquellas palabras que siempre le acompañaron: Juan, pase lo que pase, tú siempre serás mi padre”. Se sorprendió enormemente emocionado al volver a leerlo. Siempre había creído que su dolor, aún no del todo superado, había sido producto del abandono de Ana, pero al releer el final algo se le había quedado agarrado a las entrañas. Tuvo que levantar levemente las gafas y con el pulgar y el corazón enjugarse unas incipientes lágrimas.

Alzó la vista, como tomando referencias para aterrizar nuevamente en la realidad. Casi vacío el local, solo se fijó en una mesita en la penumbra del rincón opuesto. Una joven con la que cruzó su mirada. Tímido, bajó los ojos, cuando ella esbozo una tierna sonrisa, de complicidad por haber observado sus lágrimas anteriores.

Un instante después, tenía ante él a esa joven que, de pie vaso en mano, le solicitaba señalando la silla...

¿Puedo?...
¿Por qué? … respondió él arqueando las cejas
Es que hay días en que necesitamos compartir la carga que el corazón almacena...

A partir de aquí las confidencias comenzaron a aflorar, lenta y serenamente. Como miel que gotea de una cucharilla. Y las de uno animaban a las de la otra... y viceversa, como una espiral de ternura que fuera cerrando el mundo en torno a ellos. Hacía rato ya que sus manos estaban unidas. El hervor de las médulas iluminaba sus rostros. Fuera el ocaso, rojizo ahora, daba a Madrid un esplendor regio que animó a su primer beso.

Ella le comentó que había estudiado psicología y que mañana tenía que incorporarse en Barcelona al trabajo de su vida... un gran proyecto para el que había sido elegida. Acto seguido, agachando la vista, le confió:


- Esta tarde haciendo la maleta, me he despedido de todo. Durante los tres últimos años ejercí la prostitución, con el nombre de Débora, para pagarme los estudios y l a vida. Al ver esos vestidos colgados sentí que algo tenía que hacer. Decidí salir, esta tarde, y buscar al hombre que, sabedor de esta etapa de mi vida, estuviera dispuesto a borrar en mí esos años... Al ver como firmabas el escrito, he sentido que tu eras ese hombre.

Alzando la vista, mirándole dulce y fijamente a los ojos, aún continuó:

...de todas formas, asumiré el que no desees nada conmigo... me iré... pero creo que hoy solo tu amor puede borrarme esos años. Tu decides.

Nunca tanta ternura y delicadeza se había congregado en una habitación de hotel. Abrazos, caricias y besos inundaron el espacio. Ella lloraba fuertemente abrazada a él. Juan navegaba entre nubes y mares que nunca soñó existieran. Solo al final, mientras se hundía en ese sopor que lo iba raptando inexorablemente... recordó de pronto... un triangulito... apenas tres pecas, tras la oreja derecha de ella...

Sin saber el tiempo transcurrido, de pronto... dio un salto, como disparado por un resorte. Se despertó y súbito recordó esas tres pecas... tras la oreja de Leyre.

Al girar su cabeza comprobó que allí no había nadie más. Estaba solo. Entre asustado y confuso recorrió la habitación y el baño. Parecía que todo hubiera sido un sueño... pero aquél aroma persistía. Sentado desnudo al borde de la cama, cabizbajo, se prometió a sí mismo que jamás indagaría si había sido cierto lo ocurrido, o tan solo un sueño...
Cerrando los ojos echó atrás su cabeza y aspiró profundamente.

martes, 9 de febrero de 2010

HAY HISTORIAS QUE NECESITAN DEL TIEMPO PARA ESCRIBIRSE


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Hay historias que necesitan del tiempo para escribirse. Son esas que se crean solas. Nosotros únicamente las vemos crecer.
Fue hace mucho tiempo, si es que el tiempo puede ser mucho, cuando llegaron como nuevos vecinos D y Suso. Ella aportaba a la pareja, L, única hija de su anterior relación.
Al tiempo mi pareja y yo nos separamos y vendimos nuestra segunda residencia, por lo que los encuentros con Suso y D fueron cada vez mas distanciados. Una noche, cenando con ellos, me comentaron su situación. D por motivos de trabajo, hacía tiempo tenía su residencia de lunes a viernes en Madrid, y los fines de semana, que podía, venía al pueblo. Mientras, era Suso quien ejercía de padre y madre de L. No dejó de resultarme la situación un tanto “extraña”.
Pasada más de una década, una noche recibo una llamada nocturna de D. Tras las preguntas familiares de rigor. Comprobé que persistía su situación, a caballo entre dos ciudades. Mayor fue mi asombro al conocer el motivo de su llamada:
-Es que… verás…desearía que me echaras las cartas… me apremió
Mi cerebro rápidamente recordó la vez en que se las eché. Fue al final de una cena y a tenor de una controversia sobre el azar y el caos. Pero esta noche, algo me parecía ocultarse detrás de esa petición, por lo que me arriesgué a inquirir:
-¿Qué es lo que deseas oír?
Tras un largo silencio, me comentó que hace un tiempo existía otro hombre en su vida… etc… etc… Ante esto sólo pude comprobar que yo era una excusa para enfrentarse a un hecho consumado.
A los días Suso me llamó destrozado. Su mundo se venía abajo. Lo que sentí que más le dañaba, era que tras trece años de paternidad absoluta con L, se encontraba ahora con que no podía verla. D se negaba en redondo a ello. Con lágrimas en los ojos me comentó, me repitió las palabras que L le dijo a la despedida de su último encuentro:
- Suso, pase lo que pase, tú siempre serás mi padre.
Esta escena ha permanecido clavada en mi corazón durante años. Ha sido motivo de mi encarnizada lucha, en cualquier foro, contra la injusticia de algunas situaciones “legales” que marginan injustamente sentimientos humanos.
En el girar de los círculos wu wei, de nuevo el azar, hizo que me encontrara la semana pasada en una biblioteca lejana con Suso. Sin tiempo casi, intercambiamos números y premuras. Me anticipó su nueva situación: estaba enamorado, había conocido una mujer N, alemana, me ensoñó una foto, y ese día se iba a Alemania a pasar las fiestas con ella. Quedamos en vernos nada mas regresara.
Ayer, a su vuelta, nos juntamos en un bar de su barrio para comer. Rápidamente volvimos a vibrar. “Como decíamos ayer…”. Le siento feliz. Me reconoce que ahora camina a dos palmos sobre el suelo.
En el nostálgico repaso al pasado, surge L… y es entonces cuando me dice:
-Pues eso, sólo faltaba ahora el correo… se corta ante mi gesto de asombro.
-Si… ¿no te hable del e-mail en la biblioteca? Me preguntó levantando las cejas desproporcionadamente.
-No, no se nada, le contesté con cara de bobo.
Entonces, con lentitud, saca del bolsillo del corazón un folio doblado en cuatro, que me pasa.
ASUNTO: Mensaje en una botella
Remitente: L……@...... y tras un vuelco en el corazón comienzo a leer el texto:
Perdona que me dirija a ti. Busco a un J P mas como este nombre y apellido es muy frecuente, me he visto obligada a acudir a todos los encontrados…
Recuerdo… (y ahí comienza una cascada de referencias de ternura, cariño y afecto compartido… que humedeciendo mis ojos imposibilita seguir leyendo)
Alzo la vista y veo a Suso con sus lágrimas bañando el vino que se acercaba a los labios.
Anocheciendo, ya en su casa, le participo:
-Aquella frase: “Suso, pase lo que pase, tú siempre serás mi padre” se me quedó prendida como abrojo en el corazón… y hoy, por fin, sé que podré desprenderme de ella. Ya tiene final la historia que reclamaba… y hasta hoy no había podido ser.

miércoles, 3 de febrero de 2010

PALABRAS


Hoy me pesa en el recuerdo

un rosario de miradas

cómplices, por un instante,

de mil soles tras sus ventanas.


Nacidas de repente...

en una espera... un tren... una barra...

y que por temor a abrasarse

sólo se llevaron del fuego

el rescoldo de unas brasas...

apagadas.


Gestos tímidamente guardados

antes de nacer.

Sentires que estremecen,

tratando de florecer en palabras,

se ahogan en la garganta.


Y así nos llega la Parca

con ese gesto reprimido

y en sus ojos... esas miradas

para arrastrarnos por un río,

de instantes que no vuelven,

de todas las palabras...

impronunciadas.