PRECAUCION: LETRAS

PRECAUCION: LETRAS
la combinación de dos o mas letras, puede tener significado

jueves, 18 de febrero de 2010

LAS TRES ROCAS

- Pero Maica, ¿y no le has dicho nada a Ko?

- Mercedes, yo ¡que sabía que Kobayashi había trabajado diseñando jardines zen!. La contesté un tanto airada.

- Si quieres, te doy su número de su teléfono y le llamas. Un día me mostró fotos de jardines creados por él... y la verdad, me parece un lujo tenerlo en mi clase de Tai Chi. Tengo entendido que con él trabajan dos sobrinos suyos... continuaba Mercedes, cuando la corté...

- Bien, vale, le llamaré para que me presente un proyecto, pero tendrá que darse prisa, pues a finales del mes que viene queremos comenzar.

Yo era la Directora de compras de la sede en España de una gran multinacional, y habíamos previsto realizar un jardín en el hueco central en forma de U de nuestra sede en Madrid.

El sr. Kobayashi, muy amablemente agradeció mi atención al invitarle a ofertarnos un proyecto, y quedó en pasar a la mañana siguiente por mi despacho. Desde la cristalera del mismo, a eso de las nueve, comprobó la extensión del terreno. Mas exótico resulto ver a Ko tumbado sobre la tierra, en diferentes sitios de la zona a ajardinar, mirando al cielo. Mas tarde, sentado durante largo rato en postura de loto, con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Debo reconocer que los comentarios que circularon por los distintos departamentos y despachos cuya vista daba al jardín, fueron la salsa del día.

El proyecto de Ko resultó ganador, por lo que él y sus sobrinos, estuvieron varios días entre césped, guijarros, tierra... animando lo que hasta entonces había sido una zona central muerta. La sorpresa fue cuando el último día colocaron tres enormes rocas en un ángulo del jardín. Transmitía el conjunto, delicadeza y fuerza a un mismo tiempo.

La Entidad iba cada día mejor. Los accionistas encantados por las subidas en su cotización bursátil. Pero sobre todo estaba el éxito en nuestra sucursal de Madrid. La relación humana había mejorado.

En la cena anual que por Navidad realizábamos los de Tai Chi, pudimos conversar Mercedes y yo con Ko acerca de los jardines. Sus ideas me maravillaron y me ayudaron a entender su obra.

En primavera el Director General para España fue ascendido y trasladado a N.Y. trayendo en su lugar a un joven de Alemania, que llegó con la intención de modificar muchas cosas en la empresa. Tantos cambios realizó, que ni las tres rocas se salvaron de ser movidas a otro rincón del jardín: “me molesta verlas tan cerca de mi despacho”. Al poco la Firma comenzó a declinar. Las ventas descendieron. Nuestra filial cada vez mas en declive. Las relaciones laborales se enrarecían por días.

Llevaba mas de dos meses sin poder acudir ni un día a Tai Chi, cuando una noche Mercedes me llamó:

- Maica... ¿ocurre algo?. Hace mucho que te echamos de menos... me dijo preocupada.

- Lo siento, Mercedes, últimamente no van bien las cosas por la Empresa... y no dispongo ni de un momento. Gracias por acordaros, dales un abrazo a todos.

Recuerdo el viernes siguiente. El director general había sido reclamado urgentemente en N.Y. y mi secretaria me anunció que Ko esperaba que le recibiera. Le hice pasar y nada mas saludarlo miró por la ventana hacia el jardín y llevándose las manos a la cabeza gritó:

- ¡Oh no!... ¿Porqué mover rocas? preguntó inquieto.

- Gustos del nuevo jefe... le respondí con cierta indiferencia.

- Yo... necesitar venir mañana, urgentemente, con sobrinos... ¿puedo?... ¿puedo?

El sábado, volvieron a dejar las rocas en su anterior ubicación, pero esta vez un cordón rojo unía el grupo entrelazándolas. Al marchar Ko, aún sudoroso pasó por mi despacho advirtiéndome:

- No mover mas rocas. Rocas son pilares de Empresa en Madrid.

- ¡Ah! y no soltar cordón hasta el miércoles, me recriminó, luego ya poder, ¿si?

No quería decirle que sí porque, tal vez, cuando volviera el Director acabarían... ¡a saber dónde!. Pero era tal la cara de preocupación que Ko me mostraba, que acabé asintiendo con la cabeza.

Ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles volvió el Director. Pero en estos días la Empresa dio un vuelco. Las ventas se multiplicaron. Proyectos millonarios que nos habían sido rechazados en días anteriores, nos fueron aceptados. Un nuevo aire circulaba por la Entidad y se veía reflejado en los rostros mas sonrientes de los compañeros.

El miércoles a primera hora, una llamada del Consejo en EE.UU. me informaba que yo pasaba a ser la nueva Directora General para España, y que el viernes me aguardaban expectantes en N.Y. para felicitarme personalmente.

Cuando aquella tarde se fueron todos contentos del trabajo, esperé hasta quedarme sola. Salí al jardín y solté el cordón que ataba las piedras, y como si de algo sagrado se tratara, lo guardé en el cajón central de mi mesa para recordar siempre el día de hoy... y confiar en los lazos que nos unen con el universo.





3 comentarios:

  1. Yo también confió y tengo certeza que nos atan hilos unos a otros y somos parte de ese todo de esa mágica red del universo …Besos Iosu

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  2. ¡...!, Iosu, me ha dejado impresionado.
    (entre estos dos postes debería de ir un taco de los que soltamos en nuestra tierra, pero lo dejo en tres puntos por respeto a tu blog. Que cada uno ponga el que mejor le parezca)

    Hay tantas cosas que, como estas rocas, deberían estar en su sitio y no lo están porque nuestra ignorancia y nuestra sabiondez las ha movido, las ha cambiado o las ha quitado del todo que así nos va.

    Luego vamos por ahí diciendo que si la ley de Murphy y que si tal y que si cual...

    ¡Cuánto necesitamos al Sr. Ko!

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  3. Muy bueno tu cuento Iosu.

    Besos
    Flor

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