Si, lentamente,
una a una,
fui cerrando las puertas
de la vieja casa.
Pero, no me pude ir del todo.
Algo...aún quedó preso
en cada alcoba.
Las puertas
se entornaban
lentamente,
la oscuridad
se hacía dentro
de cada cuarto
de cada recuerdo.
Según cerraba...
las sombras crecían.
Desde los rincones,
por debajo de las camas,
tras los viejos armarios.
¡Qué triste teñían todo!...
El último sonido de la baldosa
suelta del pasillo,
el último quejido de la puerta,
el último giro de la vieja llave.
Qué silencio... que oscuro
todo calmo...las sombras salen.
No hace falta que me digas
que la vieja casa se cae,
que se está hundiendo.
Hace tiempo que algo en mi
se va muriendo.
¡Cómo se deshilacha el tiempo...
y el recuerdo...!
La soledad y la noche
no aguantaron más.
Y reventaron los tabiques,
saltaron los techos.
Por fin pude ver mi pasado...
con un halo de esperanza.